La mayoría de los países africanos han elegido el camino de la democracia como forma de ejercer una política participativa. Son políticas todavía frágiles, titubeantes, pero se está diseñando una nueva clase de política con mayor aceptación ciudadana y con más respaldo internacional. La inconsistencia de las estructuras políticas, la mala organización del poder y la precaria ideología nacional son tres elevados factores de riesgo que están amenazando la existencia misma del Estado africano. Se da una clara falta de participación de las masas en la vida política. El partido dominante, a menudo único, es el centro de la vida política. El dirigente se sigue basando en exceso en poderes carismáticos.
África sigue estando atravesada por conflictos y guerras que se abaten sobre una población empobrecida.
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